En mitad de tanto fuego
ALBERTO CONEJERO/XAVIER ALBERTÍ/RUBÉN DE EGUÍA
Autor: Alberto Conejero, a partir de La Iliada de Homero
Dirección: Xavier Albertí
Con Rubén de Eguía
DESEO, GUERRA, DESERCIÓN, PODER, VIOLENCIA, PATRIA… ALBERTO CONEJERO COMPARTE CON EL PÚBLICO LA BELLEZA, EL MISTERIO Y LA OSCURIDAD DE UN POEMA ÉPICO A TRAVÉS DEL CUAL DIALOGA CON LA CONDICIÓN HUMANA Y ENLAZA ÉPOCAS DIVERSAS. COMBINA PASADO Y PRESENTE.
En “La Ilíada o el poema de la fuerza”, escrito en 1940 durante la invasión nazi de Francia, Simone
Weil nos dice: “Es necesario, para respetar la vida de otro cuando se ha debido mutilar en sí mismo
toda aspiración a la vida, un esfuerzo de generosidad que rompe el corazón. No se puede suponer a
ninguno de los guerreros de Homero capaz de tal esfuerzo, salvo aquel que en cierto modo se encuentra en el centro del poema: Patroclo, que supo ser dulce con todos, y que en La Ilíada no
comete ningún acto brutal ni cruel. Pero, ¿cuántos hombres conocemos, en miles de años de historia, que hayan dado prueba de una generosidad tan divina?”.
Sin embargo todo el Canto XVI del poema homérico, conocido como “Gesta de Patroclo”, es el
relato de la matanza cometida por Patroclo, vestido con la armadura de su amante Aquiles, antes de
caer él mismo abatido en el campo de batalla. Esta aparente contradicción es el punto de partida de
esta nueva mirada sobre el infinito texto de Homero. Una Ilíada vivida y contada desde un personaje secundario en el relato habitual, tan discutido como fascinante y misterioso: Patroclo, el “más amado” por Aquiles.
Pero ésta no es una adaptación ni una versión libre del texto de Homero. Es una aproximación
absolutamente personal e íntima a unos materiales que me obsesionan desde la adolescencia. Es
también un reconocimiento de los propios fantasmas en los fantasmas que recorren la Ilíada, de ahí
que junto a la cantera inagotable del poema griego aparezcan referencias y citas de Safo, Pedro
Lemebel, Anne Carson, Luis Cernuda, voces cercanas y amadas…
Dijo Homero que la guerra es la “fuente de todas las lágrimas” y nos mostró que incluso los
vencedores salen para siempre derrotados. En mitad de tanto fuego es inevitablemente un alegato
antibelicista, pero también una muestra más de la impotencia del arte ante la guerra. Porque ningún
poema, ningún cuadro, ningún fantasma que regresa del campo de batalla ha evitado una nueva
guerra y, sin embargo, estaríamos perdidos del todo sin escribir, cantar, bailar sobre la guerra. El arte como memoria y advertencia. La contradicción de rescatar la belleza, nuestra humanidad, en mitad de tanto horror.
Esta obra es también un intento de contar la historia de otro modo, que es imaginar el futuro de
otro modo. El rescate de una alegría posible. El canto de un personaje que fue, ante todo, carne
enamorada y deseo. Un deseo libre y disidente.
Alberto Conejero